El Teatro Góngora acoge mañana sábado Hablar por hablar, un montaje teatral basado en el programa radiofónico del mismo nombre de la Cadena Ser. Al frente de la dirección está Fernando Sánchez Cabezudo, que ha preparado una dramaturgia sobre textos escritos por cinco destacados autores (Alfredo Sanzol, Juan Cavestany, Juan Carlos Rubio, Anna R. Costa y Yolanda García Serrano), así como con historias reales contadas por oyentes del programa, el libro de Macarena Berlín y la adaptación de textos del libro de Mara Torres. El resultado traslada al escenario el alma del programa, las llamadas de madrugada de personas que introducen al oyente -y ahora, al espectador- en sus vidas con historias cotidianas llenas de humanidad, capaces de emocionar, de divertir, de conmover…
Los protagonistas del espectáculo son esos seres anónimos que en medio de la madrugada llaman a la radio para buscar y sentir el calor de los demás a través de las ondas. Hombres y mujeres a los que encarna en la escena un sólido reparto formado por Antonio Gil, Ángeles Martín, Samuel Viyuela González, Carolina Yuste y Pepa Zaragoza. Ante los espectadores, ellos son los responsables de recrear el ambiente y la atmósfera de un programa de radio, pero no de un programa cualquiera, sino de uno de los espacios míticos de la radio española. Hace 27 años, el 2 de octubre de 1990, nacía en Radio Barcelona Parlar por parlar, entonces bajo la dirección de Gemma Nierga. Hoy día, Hablar por hablar sigue en antena en la Cadena Ser, ahora bajo la conducción de Macarena Berlín, batiendo récords y convertido ya en uno de los puntales de la radio española, un fenómeno asombroso y poco habitual. Un éxito que radica en la absoluta verdad de sus historias y en que es un programa que ha sabido crear su propia comunidad: gente generosa que comparte vivencias, alegrías, fracasos, situaciones que no llegarán nunca a ser noticia en los medios de comunicación, pero que componen la vida cotidiana de la gente de la calle.
Para Sánchez Cabezudo, el espectáculo es “un homenaje a la gente corriente que, en soledad, quiere compartir un pedazo de su humanidad”. Hablar por hablar, añade, “habla de las relaciones humanas, del amor a los demás, a través de una serie de historias que nos hacen a veces reír y otras, llorar”. El espectáculo se enfrenta al reto de trasladar al patio de butacas la atmósfera de la radio que se hace de madrugada, donde la escucha es fundamental. Para lograrlo, cuenta el director del montaje, “pretendemos potenciar el espacio sonoro y centrar la propuesta no solo en lo visual, sino en el relato y en la capacidad de los actores para enganchar al público contando historias”. Como la del hombre que, presa de un súbito y casual enamoramiento, va a abandonar a su esposa; o la del joven al que le diagnostican una gravísima enfermedad; y la de la chica, aparentemente frágil, que asume con naturalidad que va a ser madre soltera, o el relato de una madre de ocho hijos que pierde en la calle a uno de ellos que tiene un retraso mental… Según Sánchez Cabezudo, cuando acabe la función “el espectador habrá tenido la sensación de haber escuchado el programa de radio, habrá viajado por multitud de historias y de emociones que van apareciendo y se van cerrando a medida que pasa la noche. A través de ellas he podido entender mejor los sueños y preocupaciones de la gente que podría cruzarme en la calle y que, al fin y al cabo, son preocupaciones universales. El amor, la muerte, la falta del otro, la soledad, todo está en estas historias, y el viaje que se hace en Hablar por hablar es emocionante”.