El extremeño presenta su último trabajo, Mundos de andar por casa
Pablo Guerrero y su último trabajo, Mundos de andar por casa, son los protagonistas de la noche de mañana sábado en la Sala Polifemo del Teatro Góngora (20:30 horas). El cantautor extremeño presenta en formación de trío su nuevo disco, del que destaca que aporta “humor, esperanza y ternura, mucha ternura”. El concierto, en el que le acompañan las guitarras de Luis Mendo y Juan Ferrari, está incluido en el ciclo Off Topic.
La última grabación de Pablo Guerrero (Esparragosa de Lares, Badajoz, 1946) llega cuando está cerca de cumplir sus 50 años de carrera artística, que echó a andar en 1969 cuando publicó su primera canción, Amapolas y Espigas, lo que supuso el comienzo de una renovación de la música popular que ha marcado su obra a lo largo de los años. Desde entonces, este artista y poeta, intelectual, humanista, y uno de los más legendarios y serios representantes de la canción de autor en España, se ha dedicado a la pequeña artesanía de hacer canciones, a cuidar las palabras y a grabar discos como un alquimista musical. Alejado de los focos, Pablo Guerrero ha ido desgranando una obra trabajada minuciosamente, esa personal música poética -él mismo se define como “el poeta que canta”- que ha publicado tranquilamente, con parsimonia, alternando los discos con las ediciones de sus libros de poemas a lo largo de una de las trayectorias más largas y profundas de la música española, construida desde una extrema humildad.
Mundos de andar por casa, su nuevo álbum de estudio, hace el número 15 de su discografía, sin contar los primeros singles, el directo en el Olympia de París y el recopilatorio Lobos sin dueño. Son 16 nuevos temas distribuidos en dos cd que plasman la visión poética de su autor, que observa el mundo con la mirada cercana, cálida y tierna de un niño. Son canciones rebosantes de sensibilidad y fuerza, pero también con los mismos ingredientes de humor y amor a la vida que su creador maneja con destreza y exquisitez.
Con la idea de que el mundo puede cambiar si lo imaginamos de otra manera, el cantautor extremeño nos habla del planeta de una casa. Una casa donde acuden cigüeñas viajeras, granados que crecen en medio del salón, ríos que nacen y pasan… Un trabajo presidido por el amor a lo que nos rodea y en el que su autor vuelve a caminar por territorios creativos inigualables y anima a creer en un proyecto colectivo que se echa en falta. “La imaginación al poder, se ha vuelto a oír en nuestras plazas -dice-. Y el poder de la imaginación, de la sensibilidad, de la coherencia tiene que vencer al mundo que parece que se nos quiere imponer, de una fealdad y una inhumanidad aterradora”. Para alcanzar ese futuro “que queremos que sea ahora”, Pablo aporta “letras muy sencillas pero cercanas a la poesía; y fe en la sociedad que quiere conseguir la gente más joven.” En cuanto a la música del nuevo disco, el creador extremeño considera que el resultado “está bastante inspirado, y todo lo que suena tiene fuerza y delicadeza a la vez”.
A pesar del sinsentido de los tiempos, Pablo Guerrero mantiene intacta la confianza en el ser humano y sus potencialidades. Y sigue pensando lo mismo que cantaba en aquel tema mítico, incluido en el álbum A cántaros (1972), que se convirtió en una especie de himno a la libertad y a la esperanza en la lucha contra la dictadura. “Sí, tiene que llover a cántaros, sí. Que la lluvia nos limpie la atmósfera y que nos limpie también la mente, que la tenemos muy polvorienta”, afirma tantos años después.