El Gran Teatro de Córdoba da una vez más la bienvenida el sábado a Els Joglars que, en esta ocasión, presentan Señor Ruiseñor. La sátira marca de la casa se hace en este montaje más ácida todavía si cabe para poner en evidencia al nacionalismo excluyente y, en concreto, la situación creada en Cataluña a raíz del procés. En el nuevo espectáculo, esta es la diana a la que apunta la crítica panorámica que de diversos ámbitos de la sociedad viene haciendo el veterano colectivo desde su fundación, en 1962.
En el montaje, dirigido por Alberto Castrillo–Ferrer, sus artífices toman la figura del pintor y escritor Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861 – Aranjuez, 1931) como paradigma de apertura frente a la cerrazón de la verdad única y el fanatismo político. Ramón Fontserè, que tomó el relevo a Albert Boadella al frente de la dirección de Joglars en 2012, explica así el interés por este artista de espíritu renacentista, hijo de la burguesía catalana: “Nos interesaba Rusiñol en tanto que ciudadano magnífico, esencial y amante del arte. Él representa mejor que nadie a esa Cataluña amable y abierta contrapuesta a la de las creencias nacionalistas identitarias. Es un hombre de carácter ingenioso y cosmopolita, lo que hace de él un referente de lo que los españoles consideran la Cataluña cívica, culta y abierta al mundo”. Fontserè recuerda que Josep Pla, biógrafo del pintor, definió a Rusiñol como “un destructor de fanáticos que representó una sociedad de ciudadanos holgados y juiciosos a orillas del Mediterráneo”.
Para el director de Els Joglars el independentismo catalán no tiene nada positivo: “Pienso que dividir a la sociedad, crear ese mal rollo entre familias, esas reacciones emocionales…no le veo ninguna ventaja”. Como tampoco cree que Señor Ruiseñor sea una caricatura de los independentistas que para algunos pueda resultar insultante. “No creo que sea insultante, creo que nos quedamos cortos”. En su opinión, “es una obra de sentido común” y añade que “poner en solfa los tabúes de la sociedad es lo que tenemos que hacer los cómicos, con el máximo ingenio, la máxima astucia y también la máxima malicia”.
Fontserè interpreta al artista barcelonés -un enamorado del paseo por parques y jardines, motivo de muchos de sus cuadros- y encabeza el reparto de Señor Rusiñol, acompañado por Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xevi Vilà. Juan Pablo Mazorra y Rubén Romero. El actor también es autor de la dramaturgia, con la colaboración de Tuneu y Castrillo–Ferrer.
La obra tiene como hilo conductor a un empleado del Servicio de Parques y Jardines que debe dejar el trabajo por culpa del reuma. Lo ubican entonces en el Museo Rusiñol, donde interpretará al pintor en las visitas teatralizadas que se realizan en la pinacoteca. Pero al cabo del tiempo, cuando el antiguo jardinero se ha enamorado del artista y de su obra, deciden transformar el Museo Rusiñol en Museo de la Identidad. A partir de ahí se crea un conflicto entre los dos mundos: el que representa el pintor y el de los que defienden la finalidad del nuevo museo. El montaje se concibe así como una reivindicación del arte como patria universal y como instrumento contra las patrias identitarias.
En la presentación de la obra, la compañía explica que con Señor Ruiseñor “queremos reflexionar sobre la destrucción de unos conceptos de vida libre, conceptos que no han sido sustituidos en la actualidad. En Cataluña se ha arrancado o falseado el pasado y de esta manera se ha podido configurar un orden inventado. Solo se utiliza la parte de conocimiento y de tradición que conviene para contar un relato sesgado. Para nosotros Rusiñol es la antítesis de este mundo, representa la inducción a la vida alegre y sensual, el gusto por la belleza, la sutileza y el conocimiento”.
La nueva propuesta de Els Joglars, una compañía que abarca ya cerca de sesenta años de actividad sobre los escenarios, demuestra que siguen siendo un ejemplo de peculiar vitalidad teatral. Tras decenas de montajes, con la sátira y la fabulación como armas, sus integrantes han creado un estilo propio que a base de risas y carcajadas despierta al público de su letargo y lo enfrenta a los males de la sociedad. Como ha escrito un crítico sobre Señor Rusiñol, “Puro teatro para conciencias libres”.
Gabinete de Prensa IMAE