El Teatro Góngora acoge mañana viernes (16:00 horas) Mio Cid, un espectáculo a partir del poema anónimo de tradición oral que narra las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar en el siglo XI: el Cantar de mio Cid. José Luis Gómez, un grande del teatro español, dirige e interpreta este proyecto, que puso en pie tras quedar “prendado de la grandeza del poema y de su lenguaje” y con en el que devuelve al texto su verdadera naturaleza mediante un trabajo inusitado como juglar contemporáneo. El actor, director y académico pone voz y cuerpo al Cantar de tal modo que emitiendo el sonido de nuestra lengua medieval, el mayor poema épico de la literatura hispánica sube al escenario en plenitud de su belleza.
La semilla de este montaje se plantó en 2014, cuando Gómez, con motivo del tercer centenario de la Real Academia Española, ideó el ciclo Cómicos de la Legua, formado por diez lecturas acompañadas por un comentario académico que juntas reflejaban el devenir de la lengua castellana entre el siglo XI y comienzos del XX. La acogida fue tan extraordinaria -”Impresionante José Luis Gómez. Un nombre cimero de la historia del teatro en España. Esplendor y gozo de la palabra.”, dijo el diario El Mundo– que desde la sede de la RAE, la iniciativa llegó posteriormente a los teatros. Recuperada ahora para celebrar el 25 aniversario del Teatro de la Abadía, que él fundó y dirige, Gómez vuelve a la figura del Cid y, sobre todo, al lenguaje de un texto clave de nuestro idioma.
En el espectáculo, concebido con total sobriedad, el actor está acompañado por la música en directo de Helena Fernández Moreno, que saca sonoridades sorprendentes a su piano. Un contrapunto a la interpretación depurada y muy personal de Gómez, apoyada, dice, en “palabras tatarabuelas de las actuales”. En Mio Cid, afirma, “resuenan todas las lenguas de España; resuena nuestra identidad”. Reconoce que le ha costado esfuerzo y tiempo poder “emitir el castellano correcto del siglo XI” y, además, hacerlo como un juglar. “Al pasar al escenario – explica-, el texto tiene que ser muy expresivo, sobre todo porque es un espectáculo de juglaría, y el juglar de la época contaba, cantaba y hacía mimo. Yo soy un decidor-contador, Mio Cid está profusamente evocado físicamente”.
El actor se siente más juglar que Cid, no obstante destaca que “más allá de la bravura hay una extraordinaria lealtad en este hombre, una virtud necesaria e imprescindible para vivir en paz”.” A pesar de saber que se comete una injusticia contra él nunca deja de ser leal a su Rey, no lo combate ni arremete contra quienes han mancillado su honor. El Cid se ciñe estrictamente a las normas del Derecho en vigor. Es un héroe mesurado y de profundos rasgos humanos”, añade.
Gabinete de Prensa IMAE