Del calor de Egipto, al calor de Córdoba: Aida, una de las más reconocidas óperas de Giuseppe Verdi llega este fin de semana al Gran Teatro, que la recibe con todas las localidades agotadas desde hace semanas. De la dramática historia de amor entre la esclava etíope Aida y el capitán del ejército egipcio Ramsés se ofrecerán dos funciones, mañana viernes 28 de abril (20:00 horas) y el domingo 30 (19:00 horas). Las representaciones estarán dedicadas a la memoria del gran tenor cordobés Pedro Lavirgen (1930, Bujalance-2023, Madrid) , estrella de la lírica española y reconocido internacionalmente, fallecido el pasado 2 de abril.
Aida es una ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Antonio Ghislanzoni, según el texto francés de Camille du Locle sobre el drama homónimo de Auguste Mariette Bey, célebre egiptólogo. La obra fue encargada por Ismaïl Pachá, jedive de Egipto, para la inauguración en 1969 del canal de Suez, pero no fue estrenada hasta unos años después, el 24 de diciembre de 1871, en el Teatro de la Ópera del Cairo. La acción transcurre en las ciudades egipcias de Menfis y Tebas, durante un impreciso momento de los tiempos de los faraones, ya que la historia es totalmente imaginaria.
Tras su reciente estreno con gran éxito en el Teatro Pérez Galdós de la capital palmense, el espectáculo se presenta ante el público cordobés en una producción escénica de la Ópera de Las Palmas de Gran Canaria-ACO y producción musical del Instituto Municipal de las Artes Escénicas `Gran Teatro de Córdoba´. El elenco está integrado en los roles principales por la soprano Lucía Tavira, que debuta el papel de Aida, el tenor Eduardo Aladrén (Ramsés), la mezzosoprano María Luisa Corbacho (Amneris, hija del rey de Egipto), el barítono Javier Franco (Amonasro, rey de Etiopía y padre de Aida) y el bajo Francisco Santiago (Ranfis, sumo sacerdote del dios Amón).
La ficha artística incluye la participación de la Banda Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Córdoba `Rafael Orozco´, dirigida por Lucía A. Moreno Sanz; el Coro Ziryab, dirigido por Carlos Castiñeira y, en el foso, la Orquesta de Córdoba. El diseño de escenografía es de Italo Grassi, el de vestuario, de Claudio Martín, y la iluminación, de Ibán Negrín. La dirección musical corre a cargo del maestro Carlos Domínguez-Nieto, mientras que la dirección de escena es de Daniele Piscopo.
Aida está considerada como la ópera más famosa del compositor de Buseto, y una de las más célebres del repertorio universal. Verdi se acerca a los sesenta años cuando la compone, está en la cima de su carrera y ya hace tiempo que se ha liberado de la herencia del belcantismo para desarrollar el espléndido e inimitable estilo dramático de su madurez. Después de Aida, sólo escribirá otras dos óperas — Otello y Falstaff– de las 24 que componen su producción. La grandeza de Verdi, uno de los compositores más vastos e influyentes del género lírico, lo sitúa como el creador con la carrera proporcionalmente más prolongada y poblada de obras maestras de la historia de la música.
El Gran Teatro de Córdoba no acogía ninguna función de Aida desde hace casi 30 años, cuando en 1994 la interpretó la Compañía de la Ópera Nacional de Minsk. La primera representación de esta ópera en el coliseo de la calle de la Alegría fue 10 años después de su inauguración: en 1883 hubo dos funciones, en las que cantó el famoso tenor italiano Enrico Tamberlik, al que el propio Verdi eligió para estrenar su ópera La forza del destino. Otro mítico tenor, el barcelonés Francisco Viñas, la interpretó en el Gran Teatro en sendas funciones en 1905 y 1906. Además, el viejo coliseo, que este año celebra su 150 aniversario (1873-2023), acogió más representaciones de Aida en 1897, 1925 y 1940. Este fin de semana, la inmortal ópera de Verdi sonará una vez más en el veterano teatro cordobés.
Gabinete de Prensa IMAE