El Gran Teatro de Córdoba presenta mañana sábado Romeo y Julieta despiertan… una obra de Eberhard Petschinka que tiene como protagonistas a Ana Belén y Jesús Noguero en los papeles de los célebres amantes de Verona inmortalizados por Shakespeare. La dirección del montaje, con música en directo, corre a cargo de Rafael Sánchez.
La más famosa pareja de enamorados de la historia murieron abrazados en un mausoleo sin poder alcanzar la felicidad. Ahora, 400 años después del terrible suceso, el autor austríaco los hace volver a la vida: Romeo y Julieta despiertan tras un largo sueño, pero no se reconocen. Ella solo ve a un caballero desorientado y él a una dama muy bien conservada. Los dos se creen que aún son un par de adolescentes. Julieta piensa que solo durmió unos instantes y espera ansiosamente a su eterno amado; Romeo, por el contrario no se acuerda de nada.
Julieta tiene que reconocer que ya no tiene 13 años y Romeo se ve obligado a enfrentarse a un enorme vacío al intentar recordar quién es y de dónde viene. Entre la dicha de poder estar juntos por fin y la enorme tristeza de no haber podido vivir una vida entera unidos los dos, los amantes intentan averiguar cómo llegaron hasta aquí y qué es lo que todavía les une.
Este nuevo abordaje de la tragedia shakesperiana se pregunta por qué el amor apasionado solo está reservado para la juventud, quién o qué nos prohíbe vivir nuestras emociones más allá de los 50 años, por qué uno no se puede enamorar a los 70. Tras plantearse estas cuestiones, el director explica que “en nuestra versión la edad no pone límites a Romeo y Julieta, solo es un número abstracto que no nos debe preocupar, quizás les frena un poquito la memoria o la agilidad, pero no las emociones y las ganas de vivir”.
En la función la música está siempre presente en el escenario. Los actores cantan y bailan acompañados en directo por actores/músicos: Lady Capuleto es la violonchelista Irene Rouco, el guitarrista José Luis Torrijo es el Ama y, por último, el Padre Lorenzo es el pianista cordobés Pablo Amorós. Intervienen a lo largo de la función , explica, Rafael Sánchez, “por si a Ana Belén le hace falta una canción para explicarnos algo que solo se entiende a través de la música o por si a Jesús Noguero le hace falta un caballero para enfrentarse a un duelo a vida o muerte”.
La crítica ha acogido con elogios la obra de Petschinka, que “no crea una secuela de Shakespeare, sino que dialoga con él”, dice. “La obra lo tiene todo: humor, ternura, grandes dosis argumentales de emoción y de sorpresa”, señala, a la vez que destaca el “sensible y primoroso” trabajo de dirección de Sánchez y , las “interpretaciones magistrales” de la pareja protagonista, la escenografía y la iluminación.