La producción, el viernes en cartel, arrasó en los Premios Máx 2021
El Gran Teatro acoge mañana viernes La muerte y la doncella, un espectáculo que a través de la danza contemporánea se adentra en la sublime pieza, más conocida por este nombre, que compuso Franz Schubert hace dos siglos: el Cuarteto nº 14 en re menor, cuyo tema principal giraba en torno de la situación de una joven al borde de la muerte. Al componerla, enfermo de sífilis, el músico vivía preso del pesimismo y la renuncia a cualquier tipo de amor, vivencias que le hicieron plasmar en la obra un cúmulo de emociones contradictorias.
Producido por el Institut Valencià de Cultura, el montaje arrasó en los Premios Max de 2021 al ser galardonado en tres categorías: Mejor Espectáculo de Danza, Coreografía y Diseño de Iluminación, además de finalista en el apartado de Mejor Diseño de Espacio Escénico. El mismo año recibió también seis premios en la convocatoria de los Premis de les Arts Escèniques Valencianes.
La muerte y la doncella propone una revisión contemporánea de la composición romántica, un recorrido e a través de elementos existenciales: estar vivo y morir, y el tránsito prematuro entre uno y otro. Para la directora y coreógrafa de la pieza, Asun Noales, esta es “un viaje fascinante y poético que nos coge de la mano y no nos abandona hasta el último respiro, después de habernos hecho atravesar paisajes delirantes y frágiles”. “La vida –añade– se consume para que la muerte pueda nacer. La muerte respira vida. Como sucede con la danza o con el gesto que nace para morir. Desde que nacemos nuestro destino es el mismo para todos”.
Para componer el cuarteto, Schubert se basó en un lied (una canción clásica breve cuya letra es un poema al que se le pone música) para piano y voz que el músico había creado anteriormente sobre texto de Matthias Claudius. Si algo destaca de aquel trabajo es la capacidad del compositor de saltar desde el pesimismo más absoluto, la muerte, a la certidumbre y el optimismo, la vida. “Hemos tratado –destaca Noales– de conjugar estos dos conceptos que pueden resultar antagónicos, pero que en realidad pueden llegar a significar lo mismo”. Para ello, “ese muro” que representa la diferencia entre la vida y la muerte ha sido integrado por todo el equipo artístico de la obra, formado por siete intérpretes: Carmela García, Eduardo Zúñiga, Alexander Espinosa, Rosanna Freda, Mauricio Pérez Fayos, Salvador Rocher y Eila Valls.
La directora y coreógrafa subraya que en el momento de crearla las claves de la obra “eran muy emocionales desde el primer momento”. “Cuando las piezas se fueron colocando, me di cuenta de que el resultado era como un hilo que lo tejía todo. Eso engancha, Me gustan las piezas que son como viajes, no te sueltan. La muerte y la doncella es así. Es un espectáculo muy cinematográfico”, concluye.
Gabinete de Prensa IMAE