Basada en un hecho real vivido por la autora, la periodista Lydia Cacho
El Teatro Góngora acoge mañana sábado La infamia (20:00 horas), un montaje basado en el libro autobiográfico de la periodista de investigación y activista mexicana Lydia Cacho Memorias de la infamia, donde se retrata el modus operandi de un gobierno cómplice de la corrupción y la violencia. La propia autora firma la adaptación al teatro de su obra junto con José Martret, responsable también de la dirección. La función adapta la forma de un monólogo tan hermoso y emocionante como desgarrador a cargo de la actriz Marina Salas. En el Teatro Góngora la obra se ofrece como espectáculo accesible, adaptado a espectadores con discapacidades visuales o auditivas.
Lydia Cacho fue secuestrada y torturada en diciembre de 2005 por un grupo de policías que actuaron como sicarios pagados por el gobernador del estado de Puebla, aliado con un empresario. El motivo de esta violencia que la llegó a poner al borde de la muerte fue haber escrito el libro Los demonios del Edén: el poder detrás de la pornografía, en el que revelaba una trama de abusos a menores y mujeres. La periodista denunciaba una red de prostitución y pornografía consentida por las autoridades, liderada por un empresario hotelero y en la que también estaban presentes varios políticos mexicanos. Los policías que la apresaron y torturaron la acusaban supuestamente de un delito de difamación ya que en el libro se desvelaban nombres de los protagonistas de los delitos expuestos en sus páginas.
La infamia cuenta una historia estremecedora y a la vez hermosa por la verdad y la dignidad que transmite. Un palpitante relato en primera persona que traspasa a los espectadores por su dureza, que los enfrenta contra el dolor, la crueldad y la inhumanidad.
La puesta en escena combina la narrativa teatral y la cinematográfica: una cámara sigue en todo momento a la protagonista y ofrece un primer plano de la actriz para que los espectadores, de forma más inmersiva, puedan bucear en el ámbito emocional y psicológico que propone la acción. Por medio de la pantalla el público puede conocer a Lydia a través de una narrativa visual inscrita en el documental y, al mismo tiempo, puede revivir con ella su secuestro de una manera más cinematográfica.
Para el director del montaje, La infamia confirma una vez más que ser periodista o defensor de los derechos humanos en Mexico son dos de las profesiones más peligrosas del país, con centenares de asesinatos cometidos con total impunidad. “Es necesario que esta infamia se conozca y que la historia de Lydia Cacho se reivindique y se denuncie desde el escenario”, reclama Martret.
Por su parte la periodista mexicana explica que hace muchos años que sanó de la tortura, y que aunque todavía tenga secuelas físicas, “ya no hay emocionales”. Se define como una sobreviviente orgullosa de poder contar su batalla contra la corrupción y destaca que “toda la gente sale conmocionada del teatro, movida a la acción; nos agradecen haber montado esta pieza teatral que es un recordatorio de la importancia de la solidaridad, de las batallas por defender el amor, la vida…”. Cacho añade que ”muchos espectadores nos dicen que la historia es sobrecogedora y a la vez llena de esperanza y magia. Yo creo que hay mucha más gente buena en el mundo que aquellos que eligen hacer el mal. Recordarlo en estos tiempos aciagos es importante”, concluye.
Gabinete de Prensa IMAE