Pasan los años, los siglos y las heridas de las desigualdades, entre personas de diferente sexo, todavía no ha cicatrizado, aún más en demasiados lugares siguen sangrando.
El camino hacia la igualdad real de oportunidades, de elección ante la vida es largo y llenos de obstáculos y son muchas las bajas sin embargo, no hay marcha atrás.
Se puede visibilizar una injusticia, concienciar ante un atropello de muchas formas, pero una de ellas, sin duda, es el TEATRO, en su más pura esencia de denuncia, de reflejo de una sociedad.
En este trabajo, la pretensión de mostrar una realidad, incómoda o no, en la que cada cual saca su reflexión, está presente.
En esta obra que en tono de tragicomedia nos mostrará unas horas en la vida de Maria, una mujer, una persona como cualquiera de nosotras. Aquí nadie es lo que aparenta, María es más de una María porque no podemos definirnos con una sola etiqueta.
Porque somos mucho más: somos educación, miedo, alegría, inocencia, brutalidad, prejuicios…. somos invisibles. Humanos.
Esta lucha, no es una lucha solo de mujeres en femenino, sino una lucha de todos, mujeres y hombres, hombres y mujeres. Estamos juntos nos guste o no. Porque en caso contrario nos convertiremos en reductos, en vias de extinción.
Sobre el escenario se presenta a dos mujeres. Maria, ama de casa con dos hijos mayores y Samira una joven vendedora de tupper sex.
Dos mundos aparentemente opuestos e irreconciliables. Visiones diferentes de la misma realidad. 20 no tan diferentes?
Todas… todos estamos en el mismo camino por eso hay que bailar, soñar, reir, llorar, gritar, luchar, amar…..por ellas, por las que ya no están, por las que no pueden por las que no quieren, por las que les duele…. POR NOSOTRAS.