La programación navideña del Gran Teatro de Córdoba ofrece mañana jueves (19:00 horas) el clásico Alicia en el País de las Maravillas, un espectáculo dirigido al público familiar que une las técnicas de teatro negro y de títeres. Se trata de una producción de Irú Teatro, la única compañía de nuestro país en la actualidad que desarrolla la técnica de teatro negro japonesa bunraku, lo que supone un salto evolutivo en su trayectoria con la apuesta por aumentar el número de manipuladores para dar mayor espectacularidad, si cabe, al montaje. Destaca, por otra parte, la utilización de títeres de hasta 3 metros de altura para narrar la famosa historia escrita por Lewis Carroll, que atrae por igual al público adulto y al infantil. El precio de las localidades va de 6 a 15 euros y, en el caso de niños de hasta 12 años de edad, 8 euros.
Irú Teatro plantea una revisión del cuento clásico en el que los personajes de carne y hueso se entremezclan con los títeres de diferentes tamaños y la magia del teatro negro, invitando al espectador a sumergirse en un mundo donde la fantasía es la gran protagonista. La línea de acción de la compañía es la combinación de diferentes técnicas de manipulación para conseguir aumentar las posibilidades del teatro negro, evitando quedarse sólo en la parte efectista de éste y sin perder el sabor tradicional que posee el mundo del títere.
Alicia es una niña inquieta con ganas de vivir aventuras. Un día, un conejo blanco parlante pasa corriendo delante de ella y la pequeña no puede evitar seguirlo y meterse en su madriguera. A partir de ese momento Alicia empezará un viaje increíble lleno de magia, canciones y diversión en el que tomará el té con el Sombrerero Loco, jugará a las adivinanzas con Oruga, ayudará a pintar de rojo las flores del jardín y jugara al criquet con flamencos… mientras la malvada Reina de Corazones amenaza con cortarle la cabeza.
La joven compañía Irú Teatro la fundan los actores y titiriteros Raúl Amores y Ricardo Cristóbal, que habían coincidido en un espectáculo de la compañía Pampinak a las órdenes del director uruguayo Martín L. Romanelli. Ambos deciden en 2012 empezar a investigar sobre las posibilidades de la mezcla del teatro negro con los títeres. En 2013 estrenan en el marco del XXX Festival de Marionetas de Logroño El pequeño Verne, con el que giran por toda España durante dos años. En el 2015 estrenan su segundo espectáculo, El soldadito de plomo, una producción que ha cosechado un gran éxito – pudo verse en 2017 en el Teatro Góngora- y aún se encuentra de gira.