La zarzuela regresa al Gran Teatro de Córdoba mañana sábado (17.30 horas) con La del manojo de Rosas, uno de los títulos más populares del género. La obra es un sainete en dos actos, estrenada el 13 de noviembre de 1934 en el ya desaparecido Teatro Fuencarral de Madrid, con música de Pablo Sorozábal y libreto de Anselmo C. Carreño y Francisco Ramos de Castro. La obra tuvo una excelente acogida y supuso la consagración del maestro Sorozábal en el ámbito lírico.
El espectáculo que podrá verse en Córdoba es una producción de la Compañía Sevillana de Zarzuela, que la estrenó con gran éxito en el Teatro Lope de Vega en 2020. Previamente se había realizado un importante proyecto de adquisición y restauración de la escenografía histórica del maestro Carvalho y del vestuario, que estaban en los fondos del Teatro Monumental. La edición musical y teatral, tanto de fondo de partituras como del libreto de dramaturgia, corresponde a la dirección musical, a cargo de Nieves Fernández de Sevilla y Marta García Morales, y a la dirección de escena, obra de Alejandro Rull de las Heras, con la finalidad de guardar un respeto artístico a la tradición interpretativa de la obra y de sus autores originales. En el apartado artístico figura un elenco formado por intérpretes lírico-teatrales de reconocido prestigio, así como la intervención de la orquesta titular de la Compañía Sevillana de Zarzuela, formada por 25 profesores.
Para esta zarzuela, Sorozábal dio una nueva vida al denominado sainete madrileño, lo rejuveneció y utilizó para dibujar un Madrid moderno, republicano, alejado de las corralas y los chulapos de décadas anteriores. Con motivo del estreno el propio compositor afirmó que su pretensión era “hacer una música sencilla, espontánea, garbosa, que tuviera salero y sentimiento, con sabor popular”, pero sin caer en postales antiguas.
La acción se desarrolla en el Madrid de los 30, en una plaza cualquiera en la que hay una floristería, un taller y un bar. Joaquín, mecánico del taller, y Ascensión, florista de El manojo de Rosas, los dos de clase obrera, se enamoran. Don Daniel, padre de la chica no ve con buenos ojos ese amor, ya que tanto él como su hija tienen un origen de otro estatus social, aunque ahora venido a menos.
Don Daniel quiere para Ascensión a un señorito de clase alta, Ricardo, un aviador que está enamorado de ella. También en esta trama están Clarita, manicura y muchacha progresista de la época; su novio, Capó, que trabaja de aprendiz en el taller mecánico, y un camarero muy peculiar llamado Espasa. Todo se complica cuando Don Pedro, un nuevo rico, y su mujer, Mariana, revelan ante Ricardo y Ascensión que son los padres de Joaquín, que resulta ser un hombre de clase social diferente a la de la joven florista.
Gabinete de Prensa IMAE