La Sala Polifemo del Teatro Góngora acoge mañana viernes 21 de abril (20:30 horas) El minuto del payaso, un interesante texto de José Ramón Fernández al que se enfrenta en solitario el actor Luis Bermejo, intérprete del personaje de un clown que antes de salir a escena reflexiona sobre el pasado y el futuro, la vida y su carga de risas, de rabia, de miedo, sobre los efectos del inexorable paso del tiempo y cómo nos adaptamos a una sociedad en constante cambio. Dirigido por Fernando Soto, el montaje pone fin al ciclo Off Topic, programa que ha ofrecido desde el pasado mes de enero una mirada sobre distintas propuestas escénicas contemporáneas.
La historia que se presenta al espectador ocurre el día en que se celebra el Festival de Homenaje al Circo , una función benéfica en la que se suceden diversos números circenses en el escenario de un teatro. Un payaso espera su turno ante de salir a escena por una trampilla. Va a venir a verlo un productor de la televisión que le va a proponer que haga el mismo número todos los días en la tele, a la una de la mañana, en un late show. Durante un minuto.
Luis Bermejo se mete en la piel de ese hombre con la cara pintada de blanco y la nariz roja. Mientras espera para salir a actuar desnuda su alma en un monólogo que recorre la comedia y el drama, un paseo en el que el payaso vuelve a sus recuerdos y comparte con el público sus deseos no cumplidos, los sinsabores de la vida y el poder de una sesión de risas contra la amarga realidad. No es la primera vez que el actor madrileño da vida a un payaso; ya lo hizo en Sobre Horacios y Curiacios, la comedia de Bertolt Brecht que refleja la visión de un grupo de cómicos que luchan contra la guerra y la opresión. Premio Max al Mejor Espectáculo Teatral 2005, en aquel montaje también intervino, como actor, Fernando Soto, y pudo verse ese mismo año en el Gran Teatro de Córdoba.
Ahora Bermejo se enfrenta a un monólogo cuyo origen hay que buscarlo “en una idea de Fernando Soto, allá por 2008, sobre un payaso furioso con el mundo, un tipo que tiene que subir al escenario a desempeñar con toda dignidad su oficio, pero al mismo tiempo siente rabia por el mundo que le rodea”, explica José Ramón Fernández, que escribió el texto expresamente para su intérprete. Un personaje, añade el dramaturgo, “que no está acabado, que sigue cambiando cada día”.
Por su parte, el actor destaca que “se utiliza al payaso para transmitir la indignación de este hombre, pero también como vehículo para contar otras muchas cosas salidas de la maravillosa pluma de José Ramón, una pluma poética con una acidez intrínseca subyacente”. Por otro lado, Bermejo hace hincapié en la responsabilidad que supone pasarse toda la obra solo ante el público: “Hablando sinceramente, es una putada, sobre todo antes y después de salir, pero al mismo tiempo es un reto. Y además es placentero: la cercanía de la gente, el manejo de los tiempos… el resto es mejor no pensarlo”, bromea.