I Edición, Fosforito. 1956

Ricardo Molina y Anselmo González Climent mantienen una correspondencia intensa desde 1956 hasta 1965. Desde 1958 difieren ya en conceptos tan fundamentales como el filogitanismo de Molina y un recelo cada vez mayor de Anselmo porque pueda convertirse en una pasión desfiguradora del verdadero sello y cuño andalucista del género. Con la llave para Mairena se agudiza la polémica. Ante la poca competencia que se había preparado para Mairena (Ya desde la primera carta González Climent recomienda, junto a Aurelio Sellez, a Manolo Caracol y al Niño de Marchena «en última instancia, pese a ciertos reparos de autenticidad perfectamente oponibles». González Climent se decide por Fosforito, como todo el grupo Cántico que frecuentaba de oyente el concurso. Ricardo Molina había formado su propia corte con el pintor Capuletti, Mauricio Ohana, George Hilarie, amén de la cohorte capitaneada por Juan Talega. No había caso, Anselmo estaba en Argentina y le quedaba todo muy lejos. El caso fue que ya no vino más a Córdoba. En 1965 se interrumpe la correspondencia tan amistosa entre ambos. La frase aquella de Anselmo en su Antología de Poesía Flamenca: «Antonio Mairena: Nieve en Sevilla» le había condenado al ostracismo. El Neoclasicismo había triunfado con su correspondiente Llave.

ANTONIO MAIRENA

Nacido en 1909 en Mairena del Alcor, este cantaor ha sido grande entre los grandes. Su calidad excepcional debe unirse a un estudio continuo de este arte, algo que le sirvió para recopilar estilos y cantes que luego fue capaz de reproducir en propia voz. En 1962, Mairena se presentó al III Concurso de Arte Flamenco con el objetivo de conseguir la prestigiosa Llave de Oro del Cante. Allí le tocó competir con maestros como Juan Varea, Fosforito, Chocolate, Pericón o Platero de Alcalá. Tras una memorable actuación, en la que demostró un conocimiento, un dominio y un repertorio que nadie pudo igualar, el jurado le otorgó la Llave de Oro. Gracias a este premio se consagró y comenzó a ser requerido en todos los festivales que comenzaban a surgir por Andalucía.

Además, con motivo de esta concesión, la Cátedra de Flamencología de Jerez le rindió el primer homenaje de su vida y le nombró Director Honorario. Hijo Predilecto de Andalucía y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, entre otros galardones, Antonio fundó una escuela que perdura hasta nuestros días, convertida en albacea de la pureza de los viejos cantes y guía de una nueva generación de cantaores comprometidos con el mairenismo hasta la médula.

Se establece conceder, en esta edición del Concurso Nacional, la LLAVE DE ORO DEL CANTE, valorando para el mencionado premio, además de la actuación pública, el historial flamenco de los concursantes.

Los grupos de cantes que habían de interpretar los artistas se distribuían de la siguiente forma: Siguiriyas, Tonás y Soleares.

Los cantes por siguiriyas y soleá tendrían que hacerse por tres estilos diferentes; en las tonás, cada cantaor debería de ejecutar tonás, toná grande, martinetes y debla. Además, cada cantaor había de completar su actuación con dos cantes a su libre elección.

Participaron en esta edición del Concurso de Córdoba:

Juan Varea

Antonio Fernández Díaz «Fosforito»

Antonio Núñez Montoya «Chocolate» 

«Platerito de Alcalá»

Antonio Mairena

La LLAVE DE ORO DEL CANTE fue otorgada a Antonio Cruz García ANTONIO MAIRENA, dotado con un premio de 100.000 ptas.

El resto de los artistas recibieron la cantidad de 25.000 ptas. por su participación.